Grandes sonrisas :)

domingo, 10 de junio de 2012

Día 13. Viernes

No encuentro mi vestido. ¿Dónde estará? No puedo salir sin ropa. No está. No lo encuentro. ¿Y ahora qué hago? Alberto se da la vuelta en la cama, extiende la mano y, dormido, me busca a su lado. Cojo un cojín del sillón que tiene en su cuarto y lo pongo bajo su mano. Alberto sonríe y se abraza a él, creo que pensando que soy yo. No entiendo cómo pude hacer lo de anoche, aunque no me arrepiento. Me meto al vestidor de Alberto, y encuentro una sudadera negra larga. Perfecto. Me la pongo y salgo de la habitación. No he podido coger ningun pantalón, sólo para que Alberto no note que me he llevado su ropa. No quiero que piense que me he acostado con él para despues robarle. Aprovecho que aún no han venido las sirvientas (cómo odio esa palabra) para irme de esa casa. Sólo se que ayer estábamos los dos borrachos, pero él mucho más que yo. Puede que cuando se levante no recuerde lo que pasó. Y así nadie salvo yo y el taxista que nos llevó a casa sabremos lo que pasó. Antes de salir por la puerta que da a la playa (por la puerta por la que me imagino, nadie se fijará en mi) encuentro la blackberry de Alberto. Intento de desbloquearla. Fácil, la tiene sin contraseña. Contactos. Buscar. Al fin encuentro a quien busco. Rooney Evans. El chico con el que creo que Amanda ha pasado la noche. Marco su número con mi móvil, dejo el móvil de Alberto en la mesita de la entrada, exactamente como estaba antes de que le cogiese, y cierro la puerta con cuidado. Corro por la playa, bajándome la sudadera para que no se me vea todo el tanga. Doy a llamar, y tras mucho esperar, Rooney coge el teléfono. -Are you crazy? It's six in the morning!- dice una voz cansada desde el otro lado del teléfono. -Is Amanda?- digo, pisoteando el ingles a un nivel extremo. Rooney no contesta, y cuando se vuelve a oir una voz, es Amanda. -¿Quien es?- pregunta mi mejor amiga. -No te vas a creer lo que ha pasado. Dame la dirección de la casa donde has decidido dormir esta noche.
*-*-*-*-*-*-*-*
Corro por la calle donde vive Rooney. Es una zona de lujosas mansiones, todas mucho más grandes que la casa de Alberto. Amanda no pierde el tiempo. Al final, tras mucho correr y muchas miradas indecentes de viejos e impresionadas de personas mayores, consigo llegar a la casa de Rooney. Tiene un gran muro, y si saltas se puede ver una gran mansión, y a dos señores regando el gran jardín. Llamo al timbre y lo coge una señora mayor que me mira a través de una cámara colocada en el timbre. -Who is it? -Rooney? Amanda?- contesto desesperada. Espero una respuesta, pero no la hay. Golpeo la puerta enfadada. Nadie me hace caso. Vuelvo a llamar, pero la misma señora dice algo que no entiendo enfadada, y no me deja tiempo de volver a preguntarla. Busco otra entrada, una ventana o algo, pero no la encuentro por ningun lado. De repente se me ocurre una idea, pero demasiado alocada. No debo hacerlo. ¿O si? Que cojones, estoy en Los Ángeles en bragas buscando a mi amiga que se ha acostado con un tío ricachón al que no conoce de nada, no pasa nada si hago alguna locura más. Y con este pensamiento, cojo y corro hasta el otro lado de la calle, hacia unos cubetos. Con una amplia sonrisa, confirmo mis sospechas: tienen ruedas. Quito el seguro de las ruedas de uno de los contenedroes (el que me parece que está más limpio, aunque aún asi está lleno de mierda) y cruzo la calle empujándolo. Varios coches me pitan, pero yo sigo intentando empujar el pesado contenedor. Al final, consigo hacer un atasco en la transitada calle. Cuando consigo colocar en contenedor pegado a la pared y me subo, aparecen dos policías alertados por un vecino. Lo que me faltaba. Me subo al muro antes de que los policías me cojan. Esto es de locos. Jamás habría pensado que acabaría así. A la persecución se unen los jardineros y alguna sirvienta que me ve corriendo por el interminable jardín. Rodeo la casa por un jardin lateral y llego a la piscina justo cuando un policía cae sobre mi. Un chico jóven sale del agua, acompañado por una chica pelirroja. -¿Lú? ¡Suéltela!- grita empujando al policía. Rooney dice algo en ingles que hace que los jardineros y las sirvientas se aparten de mi y vuelvan a sus labores. Se pone una camiseta que está tirada en una hamaca y se va a hablar con los dos policías. Amanda me ayuda a levantarme, me mira y se ríe. -Esta situación es ridícula- digo enfadada por verla reirse a carcajadas tras comprobar que no llevo pantalones. -¿Qué ha pasado? Hazme un resumen corto, por ahora intentaré asimilar el por qué de que aparezcas aquí asi y con la policía persiguiendote- dice riendo aún más y sentándose en una hamaca. Yo me siento en otra y empiezo a explicárselo. -Me acosté con Alberto y para que no se diese cuenta le robé sólo una sudadera y cogi el numero de telefono de tu "novio", sali corriendo sin que se diera cuenta y llegue hasta aqui, pero como no me habrían la puerta tuve que coger un cubo de la basura y saltarme la valla, me vieron unos policias y corrieron tras de mi por el jardin hasta que llegué aquí- digo todo esto sin respirar apenas, pensando si no me he saltado nada de lo ocurrido esta mañana. Amanda me mira estupefacta, con ganas de que mi increible historia continúe. -Ya está, no te preocupes, lo he arreglado- chapucea en un nefasto español Rooney. -¿Tienes unos pantalones?- pregunto riéndome.

2 comentarios:

  1. Jajajaja Dios, lo que me he podido reír! Pero por que le has tenido que poner Alberto? Ahora por el nombre me imagino a Albertito abrazado a una almohada dormido con una sonrisa en la cara xD
    Solo de pensarlo me entra la risa!!!
    Un besazo, Zorrupia!!!

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  2. Me encantaa, sigue escribiendoo :)

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