Hora 9.

La verdad, me siento mucho mejor desde que estamos con Omar y Lars. Amanda y Lars se divierten todo el día, él la enseña francés y ella tiene una escusa para estar todo el día mirándole. Mientras, yo no congenio mucho con Omar. Es un niñato de dieciocho acostumbrado a tener lo que le da la gana. Me he enterado de muchas cosas sobre él que cada vez hacen que piense peor del pobre chaval. Estuvo en un corregional un año por peleas y cosas por el estilo. Cuando salió, a los dieciseis años, no quiso seguir estudiando y se dedicaba a emborracharse y a salir con sus amigos todo el día. Sus padres ya no podían más con él, y por eso llamaron a Lars, su padrino, su primo, con el que siempre se había llevado muy bien, para que le pusiera a trabajar en Las Vegas. Aún no lo entiendo. ¿En Las Vegas? Si no se centraba en España, tú imagínate en Las Vegas...
-No me lo puedo creer...- digo sus pirando.
-Yo tampoco creía que tenía tanta suerte- dice acercándose peligrosamente a mí. Yo me alejo corriendo y le aparto de un manotazo. El sonríe y lo vuelve a intentar. Le vuelvo a apartar y deja de intentarlo.
-No me refería a... esto. Lo que no me puedo creer que tú y Lars seáis primos. Él es tan...
-¿Imbécil?- me dice riendo.
-Educado, respetuoso y buena persona. Tiene una gran carga encima contigo- digo enfadada. Imbécil lo será él. Increible que Amanda halla elegido al educado y me halla dejado con el malote.
-Mira, se que te caigo mal, me he dado cuenta. No soy tan tonto como crees. Pero para mí, tu eres especial. Y tu amiga y mi padrino son muy "amiguitos", vamos, que dentro de poco acaban en el cuarto de baño del avión. Y por lo tanto, vamos a pasar una temporada juntos. Así que he decidido que empecemos de nuevo, como si no nos conociesemos ¿vale?- él me mira ilusionado. Le miro, pongo los ojos en blanco y le contesto.
-Está bien. Pero no intentes cosas extrañas.
-Hola, me llamo Omar, encantado.
-Lucía, igualmente.
-Tienes unos ojos realmente bonitos.
-Muchas gracias- y, derepente, no entiendo pòrque sonrío como una tonta al verle mirarme.
-¿Me permites preguntarte una cosa?- me dice mirándome a los ojos.